A casi tres semanas, continúan apareciendo las secuelas del huracán “Otis” en Acapulco, donde la población enfrenta temperaturas inusualmente altas para la temporada debido a la pérdida de miles de árboles y palmeras.

El Parque Papagayo, uno de los pulmones verdes del puerto con más de 22 hectáreas, quedó devastado con la caída de miles de árboles, lo que ha tenido repercusiones para varias especies endémicas y aves migratorias.

Especies como tamarindo, parota, almendros, palo morado, ceiba, palmeras y mangos, entre otras, fueron arrancadas de raíz por la fuerza del huracán.

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Aunque no se ha realizado un censo al respecto, se estima que alrededor de 2 millones de árboles y palmeras fueron destruidos o dañados por “Otis”, cambiando el paisaje verde por colores grises y naranjas.

La población ha reportado que el calor en Acapulco ha sido el peor en los últimos años, a pesar de estar en otoño, con temperaturas que han alcanzado entre 28 y 30 grados, y una sensación térmica de hasta 35 grados.

La falta de sombras en el puerto ha convertido la zona en un lugar desértico donde las principales víctimas son monumentales ceibas y parotas; la Costera Miguel Alemán, una de las zonas más afectadas, luce un paisaje con calles polvorientas tapizadas de restos de árboles y basura.