A lo largo de la historia, muchas mujeres han contribuido significativamente al avance de las ciencias exactas, pero sus logros no han sido reconocidos; incluso, en ocasiones, sus nombres han sido omitidos en estudios, publicaciones y premios.
En la actualidad, las mujeres representan aproximadamente el 30 % de los nuevos estudiantes en carreras de física, matemáticas e ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo cual marca un aumento en comparación con el 10 % de hace algunas décadas.
A pesar de ese progreso, las mujeres siguen enfrentando desigualdades en términos de oportunidades laborales y reconocimiento, y aunque el número de graduadas en esas áreas está en aumento, sus perspectivas laborales y salariales siguen siendo desfavorables.
Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), las mujeres que trabajan en campos de ciencias exactas e ingenierías ganan en promedio 20 % menos que sus colegas masculinos.
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A pesar de esos desafíos, cada vez más mujeres están siendo reconocidas, recibiendo premios, asumiendo roles de liderazgo, haciendo descubrimientos significativos y contribuyendo al avance de la sociedad en áreas como la medicina, la investigación espacial, el desarrollo de vacunas y la creación de modelos matemáticos.
Es importante aumentar la visibilidad y la presencia de mujeres en el campo de la ciencia y la tecnología para que las niñas puedan tener modelos a seguir y crecer sabiendo que esas áreas no son exclusivas de los hombres.
También es crucial fomentar la igualdad de oportunidades en el desarrollo académico, combatir los estereotipos de género y crear condiciones laborales dignas.
El Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebrado el 11 de febrero, es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la presencia femenina en estos campos y para honrar a las mujeres que han marcado la historia de la ciencia.