Dieta de Okinawa, un enfoque alimentario en la búsqueda de la longevidad
evangelio | 1 septiembre, 2024

La dieta mediterránea ha captado la atención mundial como uno de los enfoques alimentarios más saludables; sin embargo, existe otra forma de alimentación que, aunque menos conocida, ofrece beneficios extraordinarios: la dieta tradicional de Okinawa.

Dicha dieta, rica en alimentos de origen vegetal, destaca por su capacidad antiinflamatoria y su abundancia en antioxidantes y fitoquímicos, compuestos que potencian la salud.

Okinawa, una de las denominadas “zonas azules” del planeta, se erige como un modelo en longevidad. Sus habitantes tienen una concentración de personas que alcanzan los 100 años o más.

Uno de los rasgos distintivos de la dieta okinawense es que es baja en densidad calórica y alta en nutrientes y fibra. Ese enfoque no solo favorece la nutrición óptima, sino que también se asocia con un riesgo reducido de inflamación crónica, un factor que impulsa el envejecimiento y enfermedades como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y ciertos tipos de cáncer.

Te puede interesar: Estrés laboral afecta más a trabajadores jóvenes

Además, investigaciones recientes sugieren que los alimentos de esa dieta pueden ser favorable para la salud cerebral, contribuyendo a disminuir el riesgo de deterioro cognitivo en la vejez.

En lugar de arroz, el alimento base es la papa, conocida por sus propiedades antioxidantes, mientras que otros elementos esenciales incluyen soja, tofu, verduras de hoja verde, legumbres, tubérculos, setas, algas, pescado y frutas como el melón amargo y la papaya verde. La carne es un acompañante ocasional, con un enfoque en el cerdo.

Las preferencias de bebida en Okinawa suelen incluir té, especialmente de jazmín, y sake. Los condimentos más utilizados son la cúrcuma, el jengibre, ajo y salsa de soja, que además de realzar el sabor, aportan beneficios adicionales a la salud.

Una práctica fundamental entre los okinawenses es el “hara hachi bu”, que promueve la idea de comer solo hasta sentirse llenos en 80 %.

Ese enfoque no solo ayuda a prevenir el sobrepeso, sino que también permite que el cuerpo ajuste la saciedad, ya que el cerebro tarda entre 15 y 20 minutos en registrar la sensación de plenitud.

Esa simple estrategia facilita una leve restricción calórica natural que favorecerá tanto la digestión como la salud metabólica.

Comparte