Dinero y más dinero: así son los exorbitantes salarios de la NFL
evangelio | 8 septiembre, 2023

El mariscal de campo de los Bengals de Cincinnati, Joe Burrow, se convirtió en el jugador mejor pagado de la NFL, pues logró un contrato de 275 millones de dólares, que incluye 219.01 millones garantizados.

La estrella del futbol americano tiene apenas tres años en la liga, pero este tiempo fue suficiente para volver a poner a su equipo en los reflectores, pues incluso ya jugó un Súper Bowl que perdieron ante los Rams.

Por ello, con la intención de asegurar su estadía por un lapso prolongado, la franquicia de los Bengals no dudó en destinar tan extravagante cantidad de dinero para satisfacer las peticiones del jugador de 26 años.

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Sueldos de elite de la NFL

Sin embargo, el de Burrow no es el único caso, pues si algo ha distinguido a la NFL es la capacidad financiera para sostener jugadores que son catalogados como estrellas.

El segundo QB mejor pagado hasta este año es Justin Herbert de los Cargadores de San Diego, pues percibe un sueldo anual de 52.5 millones de dólares, seguido de Lamar Jackson, quien los Cuervos de Baltimore le otorgan 52 millones de dólares en el mismo lapso.

En un escalón más abajo se encuentra Jalen Hurts, mariscal de las Águilas de Philadelphia, que se lleva 51 millones de dólares al año, mientras que el joven Rusell Wilson ya recibe 49 millones de dólares por defender la camiseta de los Broncos de Denver.

Foto: ilustrativa

Trabajo de 24 horas

Los exorbitantes salarios que otorgan las franquicias tienen una alta factura a pagar, ya que además de los golpes que reciben los mariscales de campo en cada juego, su trabajo implica un estudio profundo prácticamente los siete días de la semana.

Tras los entrenamientos, los QB se ven obligados a aprenderse de memoria cientos de jugadas, muchas de ellas con nombres raros y largos; asimismo, dedican tiempo al análisis de videos sobre los rivales en turno.

Por si esto no fuera poco, se someten a terapias psicológicas semanales, rehabilitaciones, sesiones de gimnasio, estrictas dietas y hasta en ocasiones trabajo social para la comunidad, lo que los convierte en deportistas de tiempo completo.

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