Tras un intenso debate que se prolongó por más de siete horas y media, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó en lo general la reforma a la Constitución que regresa el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

La medida también faculta a los legisladores a crear una ley de seguridad interior que regule la participación de los militares en tareas de seguridad pública.

La aprobación se logró con el respaldo de 362 votos a favor por parte de los diputados de Morena y sus aliados, mientras que la oposición se manifestó en contra con 133 votos.

Los representantes de Morena argumentaron que la reforma fortalecerá las capacidades de la Guardia Nacional y mejorará su coordinación con el Ejército para enfrentar las amenazas de la delincuencia organizada.

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Defendieron que la adscripción de la GN a la Sedena permitirá establecer una “estructura sólida y coordinada” y aseguraron que la supervisión civil se mantendrá, evitando así los excesos del pasado, especialmente los cometidos por la extinta Policía Federal.

Por otro lado, los diputados de la oposición advirtieron sobre los peligros de “militarización” que conlleva la reforma, alertando que ello podría afectar gravemente los derechos humanos.

Subrayaron que la intervención permanente de las fuerzas armadas en funciones de seguridad pública socavaría la profesionalización de las policías civiles, que deberían liderar estas labores.

Además, los opositores señalaron que aunque la Guardia Nacional ha crecido de 28 mil elementos en su creación en 2019 a casi 130 mil en la actualidad, no ha logrado contener la violencia en México, la cual han calificado de “catastrófica”.

Después de las intervenciones de 57 diputados, donde los argumentos se repitieron a lo largo de la tarde, el debate se cerró casi a las ocho de la noche con la aprobación de la reforma en lo general.