El ave fénix como símbolo de renacimiento y esperanza
evangelio | 8 diciembre, 2024

Del ave fénix se dice vive cientos e incluso miles de años, se consume en un gran fuego solo para renacer de sus propias cenizas, iniciando así un nuevo ciclo de vida.

Ese proceso de renacimiento ha sido interpretado como una metáfora de la muerte y el renacimiento, así como de la capacidad del espíritu humano para superar las adversidades y transformarse.

Desde la antigua Grecia hasta las civilizaciones orientales, el fénix ha inspirado a poetas, artistas y filósofos.

En la cosmogonía egipcia, el fénix es un símbolo de eternidad y resurrección. Se le consideraba el ba, una fuerza relacionada con el concepto de alma, del dios creador Atum, así como de las deidades Ra y Osiris.

La presencia periódica del fénix, vinculada al Sol, se utilizaba para marcar el tiempo, posiblemente en correspondencia con el Gran Año egipcio.

La leyenda del fénix llegó al mundo griego, donde eruditos como Hesíodo y Heródoto se encargaron de transmitirla, aunque con cambios en el proceso. El nombre original egipcio, bennu, se transformó en phoinix en griego y posteriormente en phoenix en latín.

En 1979, la arqueóloga Ella Hoch, de la Universidad de Copenhague, descubrió en los Emiratos Árabes los huesos de una ave grande, una garza desconocida denominada Ardea bennuides.

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El fósil, que databa del año 3000 a. C., recordaba a las representaciones pictóricas del antiguo mito de bennu, el pájaro inmortal, por lo que Hoch sugirió que la extinta garza pudo haber inspirado la leyenda del fénix, que se decía viajaba cada quinientos años desde Arabia hasta Heliópolis para finalizar su ciclo de vida.

La fascinación por el fénix ha sido objeto de diversas interpretaciones, una de ellas se relaciona con su carácter cíclico, similar al de la naturaleza, que muere en invierno y renace en primavera.

Otra conjetura sugiere que su figura está asociada a movimientos astronómicos, como la salida y puesta del sol.

Heródoto, en su obra “Los nueve libros de la historia”, describe al fénix como un ser que aparece en pinturas y que se muestra como un águila dorada y carmesí.

Su máximo atributo es la habilidad de renacer, un proceso que implica construir un nido con ramas aromáticas, donde espera su fin mientras entona melodías; al llegar el momento, se inmola en un fuego del que surge un nuevo ser, que busca el sol para alimentarse y convertirse en el nuevo Fénix.

Con el tiempo, la figura del Fénix egipcio se transformó en una criatura fantástica de los mitos mundiales; sin embargo, su esencia no se ha empañado, como explica el historiador de las religiones Marcel Detienne, quien señala que el ave es un ser solar que escapa a la condición mortal, renaciendo perpetuamente de sus cenizas.

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