Con un consumo mundial diario de más de 2 mil millones de tazas, convierte a la bebida en una de las más consumidas en todo el planeta, un elixir cuyos primeros registros escritos provienen de Yemen y datan del siglo VI d.C.

Pero la forma de preparación que conocemos, el café tostado y molido, se desarrolló hasta el siglo XIV y poco a poco se hizo costumbre su consumo en Europa y Medio Orienta como rito para socializar.

Las primeras personas en adoptar la costumbre, fueron poetas, filósofos, escritores y otros intelectuales, lo que ha llevado a diversos autores a considerar a la bebida como un elemento clave el desarrollo de ideas que dieron forma al mundo en los siguientes siglos.

El filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas, destacó el papel de los cafés en Inglaterra y Alemania durante los siglos XVII y XVIII como lugares donde se conversaciones entre pensadores, convirtiendo a estos lugares en “centros de crítica”, donde se generaba opinión pública.

El escritor estadounidense Michael Pollan, va más allá y afirma que el café fue un combustible para nuevas ideas, como la Ilustración, que desestimaba a la fe y defendía el uso de la razón para comprender los problemas de la sociedad.

Antes de que llegara el café a Europa, la gente estaba borracha la mayor parte del día, sin embargo, con la adopción de la bebida, todo cambió. El profesor de antropología Ted Fischer, de la Universidad de Vanderbilt, aseguró que existe un nexo entre la bebida y la Ilustración:

“No me parece casualidad que las ideas sobre democracia, racionalidad, empirismo, ciencia y capitalismo surgieran en un momento en que se popularizó su consumo”.

Esta bebida que amplía la percepción y la concentración, es aceptada por expertos y organismos de salud, que señalan que el hábito de tomar café con moderación es seguro e incluso puede traer beneficios, así que siempre es tiempo para regalarte un delicioso momento en compañía de una taza caliente de este motor del pensamiento.