El campo mexicano prepara una nueva sacudida. Organizaciones agrícolas de más de 20 estados anunciaron la toma de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) en la Ciudad de México y un paro nacional indefinido para exigir precios justos y apoyos reales frente al incremento de insumos.
Los productores, agrupados en el Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano y el Movimiento Agrícola Campesino, señalaron que la medida responde a una “crisis prolongada” que ni la pandemia ni el cambio de gobierno lograron revertir. “El campo ya no resiste otro año de promesas”, advirtieron en un comunicado conjunto.
De acuerdo con datos del INEGI, más de 5.3 millones de trabajadores agrícolas laboran en condiciones precarias, y los costos de producción han aumentado más del 38 % desde 2020 por el encarecimiento de fertilizantes y combustibles. Mientras tanto, los precios de garantía apenas cubren el 70 % del costo real de cultivo, según estimaciones del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable.
El paro, previsto para esta semana, implicará bloqueos parciales en carreteras estratégicas y podría afectar las exportaciones de granos y hortalizas. Voceros del movimiento aseguraron que se mantendrán en las instalaciones de la SADER hasta lograr una mesa directa con la presidenta Claudia Sheinbaum.
El gobierno federal no ha emitido respuesta formal, aunque fuentes de la dependencia confirmaron que se analizan ajustes al esquema de precios de garantía y apoyos regionales. En Michoacán, donde el limón, el aguacate y el maíz sustentan más de 180,000 empleos, los productores locales se preparan para sumarse a la jornada nacional.
El movimiento rural emerge como la primera presión social del nuevo sexenio, un recordatorio de que el discurso de autosuficiencia alimentaria no basta sin rentabilidad en los surcos.
En la tierra donde comienza el alimento, también comienza la inconformidad.