Los Grammy reconocieron a dos mexicanos en la ceremonia 66 de los premios: Natalia Lafourcade y Peso Pluma, pero fue este último quien atrajo toda la atención, debido a que su música contrasta con la de su compatriota, dos géneros totalmente opuestos: uno, sobre el amor, la tierra, las raíces; el otro, drogas, narcotraficantes y los lujos del dinero.
Durante la premiación de que hace la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos, la cantante, compositora, productora y arreglista Natalia Lafourcade ganó su sexto Grammy, ahora en la categoría de Mejor Álbum Latino de Rock o Alternativo, con “De todas las flores”.
El reconocimiento a Lafourcade reafirmó la categoría de la mexicana como una de las más importantes artistas latinoamericanas, muy cercana de sus raíces veracruzanas y con un estilo musical que lo demuestra.
Peso Pluma fue reconocido en la categoría de Mejor Álbum de Música Mexicana con “Génesis”, el tercer disco de una carrera que ha crecido rápido como abanderado de un género que divide opiniones porque fomenta la narcocultura.
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A Peso Pluma, sin embargo, el Grammy le cae en las manos cuando desde Chile pretenden boicotear su presentación en el Festival Viña del Mar por cantar letras que hacen apología del delito.
Esa postura chilena no está alejada de lo que se dice en México: los corridos tumbados, el género que interpreta, no es más que una fiesta a la cultura del narcotráfico, el cual ha dejado cientos de miles de muertos en el país desde 2006, además de promover el consumo de drogas y sirve como reclutamiento de jóvenes para los cárteles.
Hassan Emilio Kabande Laija, nombre real de Peso Pluma, no subió al escenario para recibir el Grammy de manos de, precisamente, Natalia Lafourcade.
El gesto no fue aclarado, pero no dejó buenos comentarios, ya que entre las cosas que se dijeron fue que el mexicano no está a la altura musical de los Grammy.
Si bien la industria musical de Estados Unidos reconoce al promotor de la cultura el narcotráfico, también lo hace a la popularidad que tiene: Peso Pluma cuenta con 58.9 millones de oyentes mensuales en Spotify.
En México hay quienes atribuyen la popularidad del narcocorrido al alza del 4 % en el narcomenudeo del último año o el aumento de 72 % en asesinatos de jóvenes durante el primer trienio del actual gobierno.
El caricaturista Alarcón, sobre el Grammy de Peso Pluma, dijo: “El corrido tumbado es música innovadora, pegajosa, divertida y me gusta, pero sus letras son el problema, hay muchos jóvenes que admiran el sicariato y lo han vuelto un culto y, al parecer, son muchos”.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, también ha sido crítico de las letras de esas canciones, ya que enaltecen la figura de líderes narcotraficantes, hacen apología al delito e incentivan la compra y el consumo de drogas, y llamó a los jóvenes a optar por otros estilos musicales.
La politóloga Ytzel Maya, especialista en política de drogas y economía de la violencia criminal, dijo que si bien no hay una relación causar entre el narcocorrido y el reclutamiento de jóvenes para el crimen, sí representa “factores de riesgo en la gente que los escucha, como la pobreza y la desigualdad”.
En septiembre pasado, Peso Pluma canceló un concierto en Tijuana ante amenazas de muerte de parte del Cártel de Jalisco, una agrupación delictiva a la que hace referencia en una canción de su disco “Génesis”, premiado con un Grammy.
Para Maya, prohibir los corridos tumbados no solucionará el problema de la delincuencia: “No hará que la gente deje de escuchar corridos tumbados. En cambio, la prohibición crea mercados ilegales. Entonces lo que hacen es comenzar con la diversificación de organizaciones criminales, por lo tanto, más presencia de grupos del crimen organizado y, por ende, violencia”.