El desencanto por el futbol mexicano
evangelio | 6 enero, 2024

En una de las tantas canchas de futbol que tiene la ciudad, un grupo de niños corretean una pelota. Ante cualquier oportunidad y sin la necesidad de que haya un gol de por medio, aprovechan para saltar y gritar “¡Siuuuu!”. No se sabe cómo va el marcador del partido, pero parece que tampoco importa mucho, pues la competencia se centra en demostrar que uno es más Cristiano Ronaldo que el otro.

Atrás quedaron los tiempos en que se soñaba con ser Jorge Campos, Luis García, Cuauhtémoc Blanco o cualquier jugador nacional. El anhelo futbolístico y las ilusiones más pueriles ya se focalizan en otras partes del planeta, específicamente en Europa, aunque hay otras zonas geográficas que comienzan a levantar la mano como el mundo árabe y Estado Unidos.

Con nueve años dedicado a entrenar equipos infantiles, Felipe Álvarez Patiño ha sido testigo de la metamorfosis que ha generado la globalización del futbol, un proceso acelerado en el que la liga mexicana está perdiendo adeptos, sobre todo en las nuevas generaciones.

“Desde hace tiempo nos comenzamos a dar cuenta que los niños ya no estaban siguiendo la Liga Mx ni que tampoco les importaba mucho los equipos que en ella participan, pues es notoria la inclinación que tienen a los partidos de la Champions League y en general a las competencias europeas”, explica.

En lo local, considera que la mudanza de Monarcas a Mazatlán terminó de fracturar la relación de los niños con el equipo de la ciudad, pues aunque actualmente se tiene al Atlético Morelia en Liga de Expansión, refiere que cuando les pregunta a sus jugadores si son seguidores de Los Canarios, simplemente responden que no pueden ser fanáticos de un club que no existe.

“Pero el hecho de que ahora los niños quieran ser Cristiano Ronaldo, Messi o Mbappé también hace que tampoco quieran seguir a la Selección Mexicana y prefieren elegir otros países en las competencias internacionales. Hablando con ellos me doy cuenta de que no conocen a los jugadores de México, pero los entiendo porque a mí me pasa; todas las malas decisiones que se han tomado en el futbol nacional hacen que uno se aleje”, concluye.

Otra manera de ver el futbol

El periodista y fundador de la plataforma El Míster, Iván Pérez, argumenta que la manera en cómo se asume el deporte ya cambió, pues si en la década de los 80 el futbol internacional llegaba a México a cuentagotas, ahora a través del streaming y de plataformas ilegales se ha vuelto más accesible para el público.

Por ende, abunda que los aficionados comenzaron a percatarse de la diferencia que existía en cuanto a calidad entre las ligas europeas y el futbol mexicano, lo que generó que los consumidores se acostumbraran a ver otro tipo de contenidos.

“A finales de los 90, cuando ibas al tianguis, encontrabas camisetas del Real Madrid, Barcelona y Manchester United, pero el resto eran playeras del futbol mexicano. Eso se modificó desde hace algunos años, ya que en la actualidad los puestos están atiborrados de equipos de toda Europa. Es más, cuando Messi fichó con el Inter de Miami, a los dos días ya podías dar con su camiseta”, señala.

Como espacio dedicado al contenido de la industria deportiva, El Míster realizó una encuesta el año pasado preguntando a los aficionados cuál era su liga de futbol favorita, siendo la Liga Mx la que obtuvo mayor aprobación con 60%; sin embargo, en segundo lugar, ya se situaba la Premier League de Inglaterra con 45%.

Para Iván Pérez, en la interpretación de estos porcentajes se pueden encontrar los comportamientos de consumo que se están presentando en la actualidad. Por ello, tienen contemplado repetir el ejercicio para hacer un comparativo estadístico y analizar las variantes que los números arrojen.

Los errores

Por otra parte, el periodista considera que la Liga Mx ha cometido el error de querer ver el negocio con resultados a corto plazo, pero sin ejercer grandes inversiones, cosa que lamenta, pues asegura que en México hay mandos medios que están preparados y con la visión necesaria para innovar; sin embargo, enfatiza que son los tomadores de decisiones y presidentes de los clubes quienes no lo permiten.

“La liga tiene que entender que debe mejorar el producto en varios sentidos; lo primero es lo deportivo, porque es evidente que no se está compitiendo, pero también debe aprender a pelear contra atracciones que nada tienen que ver con el futbol, como es Netflix, el teatro, experiencias virtuales y sensoriales en museos, exposiciones, entre otras actividades”, comenta.

Al ser un espectáculo que no es del todo barato, Iván Pérez reflexiona sobre la manera en que el negocio del futbol mexicano está estancado y al mismo tiempo se pregunta qué pasaría si la inversión se inyectara en la contratación de jugadores top o por lo menos de clase A y B de Sudamérica, “pues los aficionados se encontrarían en los estadios con más seleccionados nacionales de diferentes países y menos petardos”.

El paso a una nueva identidad

A menos de que el poder adquisitivo familiar sea ampliamente superior al promedio de los mexicanos, los niños del país cuentan con mínimas posibilidades de ver un partido del Real Madrid o Barcelona directo en el estadio, pero para el director de El Míster, esta realidad no merma del todo los ingredientes de la pasión e identidad.

“A lo mejor para los que nacimos en los 80 o 90 podemos identificar que se pierde ese contacto y fidelidad, pero ahora los chavos se acostumbran a los nuevos roles y formas de consumo. En este sentido, los clubes extranjeros también están haciendo dinámicas para acercarse a las audiencias y juegan mucho con esta parte aspiracional”, destaca.

No obstante, identifica que en varias partes de América Latina, incluido México, se ha perdido un arraigo futbolero como el que se vive en Argentina, país donde las personas se hacen seguidoras del equipo de su barrio, el cual jamás sustituyen por más que Messi juegue en el Barcelona o Miami.

¿Y la narrativa?

El filósofo con Maestría en Ciencias Sociales y Humanidades, Cuauhtémoc Gómez Calderón, coincide en que la manera de entender y vivir el futbol es algo generacional, y expone que mientras los mayores de 30 años tuvieron una infancia y primera adolescencia que no era mediatizada por las nuevas tecnologías, ahora los niños que observan a Cristiano Ronaldo detrás de una pantalla lo hacen como una forma de relacionarse con la realidad.

“Hay una pensadora de nombre Susan Buck-Morss que escribió un ensayo llamado Estética y Anestésica, en el que la tesis principal es que el hombre moderno que poseía lo estético a través de los sentidos como la visión, el olfato y el tacto, ahora lo ha sustituido por todo lo que nos anestesia, es decir, aquello que nos priva de la conexión. Me parece que se trata de un concepto que bien puede aplicarse al futbol”, argumenta.

Y es que para Gómez Calderón, la desterritorialización del futbol es un arma de doble filo, pues además de que señala que no está clara la experiencia a través de las pantallas, asevera que el deporte no solamente debe tratarse de dinero y entretenimiento, sino que también se le tiene que tomar en cuenta como un aglutinador social.

Si bien el analista del futbol expresa que el hecho de que las miradas se centren en el balompié de Europa tiene aspectos positivos que se relacionan con las diferencias que tienen los futbolistas al momento de entrenar, también indica que se pone en evidencia el cómo se ha dado esa mutación de cuerpo humano a cuerpo-máquina, donde lo único que importa es la operatividad, el funcionamiento y el rendimiento de los jugadores, quienes encaran en promedio dos partidos por semana.

Tomando en cuenta estos elementos, Cuauhtémoc Gómez alerta sobre la desestructuración de la memoria en el que la épica queda relegada del juego: “Se asemeja mucho a lo que está pasando con el Internet, porque consumes algo, pero no sabes muy bien en dónde está pasando”.

Un ejemplo de lo anterior, expone el filósofo, son las recientes designaciones de las Copas del Mundo por parte de la FIFA, ya que a comparación de otras ediciones donde solamente se elegía una sede, ahora son tres y próximamente seis, lo que desde su mirada, se trata de un despojo de la emoción y, por ende, ya no se tienen tantos elementos para hacer memoria y narrativa respecto a algo que se está desdibujando poco a poco: el futbol.

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