Este viernes, el euro rebasó por primera vez en tres años el umbral de los 1.14 dólares, alcanzando un máximo de 1.14.
Esta apreciación se atribuye a la creciente desconfianza en el dólar estadounidense, provocada por las políticas comerciales erráticas de la administración de Donald Trump, en particular las relacionadas con la reciente crisis arancelaria global.
Desde el 2 de abril, el euro ha ganado más del 6 % frente al dólar, impulsado por la percepción de que la economía estadounidense enfrenta una combinación preocupante de inflación y desaceleración del crecimiento.
Expertos como Francesco Pesole, de ING Research, advierten que la pérdida de atractivo del dólar ha impulsado una rotación hacia divisas consideradas refugio, como el euro, el yen y el franco suizo.
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Los analistas coinciden en que la reciente fortaleza del euro no se explica por cambios en los tipos de interés, sino por la huida de los inversores del dólar, que ha dejado de cumplir su tradicional papel como moneda segura en tiempos de incertidumbre.
La incertidumbre en torno a las decisiones arancelarias de Trump contribuye a una mayor volatilidad del mercado y a la pérdida de credibilidad del billete verde.
En este contexto, se estima que solo un giro profundo en la estrategia comercial de Estados Unidos podría restaurar la confianza en el dólar.
Mientras tanto, el euro continúa beneficiándose de su condición de moneda de reserva líquida, y los mercados observan con cautela la evolución de las tensiones entre Washington, Pekín y Bruselas.