Alex Karp, CEO de Palantir Technologies, destaca en Silicon Valley por su imagen sobria y su doctorado en filosofía alemana, y además, por ser el arquitecto de una de las plataformas tecnológicas más influyentes y polémicas en temas de vigilancia y seguridad.
Aunque se autodefine como un liberal europeo, su empresa se ha consolidado como pieza clave en las políticas migratorias de Estados Unidos, particularmente mediante su software Gotham, utilizado por agencias como la CIA, el Pentágono y ICE.
En 2025, Palantir firmó un contrato por 30 millones de dólares con ICE, consolidándose como el núcleo operativo de su estrategia de control migratorio.
En el primer trimestre del año, reportó ingresos por 884 millones de dólares y un crecimiento interanual del 39 %, afianzándose como una de las firmas tecnológicas más rentables en entornos de alta conflictividad.
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Karp ha criticado al progresismo digital, a la prensa liberal y al “wokeismo”, pese a haber votado contra Trump en 2024.
En sus cartas a inversionistas presume la capacidad de Palantir para operar en el “caos”, una narrativa que contrasta con las acusaciones de exempleados que en mayo denunciaron a la empresa por “complicidad en crímenes contra la humanidad”.
Organizaciones como la Red en Defensa de los Derechos Digitales y la Investor Alliance for Human Rights alertan sobre los riesgos del uso sin regulación de tecnologías de vigilancia.
Advierten que herramientas como las de Palantir facilitan redadas, detenciones arbitrarias y deportaciones, al margen de principios democráticos y derechos humanos fundamentales.
Karp encarna así una figura ambigua: un pensador progresista que construye infraestructura para el autoritarismo, un defensor de la razón que capitaliza el miedo.