Dentro del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, el gobierno federal presentó el eje dedicado a educación y cultura, que busca reconstruir el tejido social desde las aulas y los espacios públicos. La apuesta es clara: enseñar la paz donde por años se aprendió el miedo.
La estrategia, presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum y coordinada por las secretarías de Educación, Cultura y Seguridad, contempla la creación de escuelas de cultura de paz, la ampliación de becas Benito Juárez y universitarias, y la recuperación de espacios comunitarios y culturales que hoy permanecen abandonados o bajo uso parcial.
Según la Secretaría de Educación Pública, Michoacán enfrenta una deserción escolar de 8.7 % en nivel medio superior y más del 10 % de inasistencia en primaria rural. En zonas de alta violencia, como Apatzingán, Aguililla y Tepalcatepec, más de 300 escuelas han cerrado de manera temporal en los últimos diez años, ya sea por desplazamiento de docentes, amenazas o falta de infraestructura segura.
El estado también padece una carencia estructural de docentes: el propio gobierno estatal reconoció en 2024 que más de 1,200 plazas magisteriales estaban sin ocupar en comunidades rurales, lo que ha dejado sin maestro a casi 40 mil estudiantes. La cobertura universitaria tampoco escapa a la brecha: solo dos de cada diez jóvenes que terminan el bachillerato logran ingresar a una institución de educación superior, frente al promedio nacional de tres de cada diez.
En este contexto, el plan busca que la educación vuelva a tener presencia real en el territorio. Se prevé el envío de brigadas educativas itinerantes a municipios de la Tierra Caliente y la Sierra-Costa, así como la reactivación de casas de cultura en Uruapan, Paracho, Tingambato, Zamora y Pátzcuaro, donde los espacios cerrados por inseguridad se convertirán nuevamente en talleres, bibliotecas o foros comunitarios.
El componente cultural contempla la creación de Misiones por la Paz, integradas por artistas, promotores y educadores comunitarios que trabajarán en escuelas y plazas públicas con actividades de arte, lengua, memoria y mediación social.
De acuerdo con el INEGI, el gasto público en cultura en Michoacán cayó un 37 % entre 2016 y 2023, mientras que el presupuesto educativo estatal se mantiene por debajo del promedio nacional en relación con el número de alumnos inscritos. Estas carencias, combinadas con la expansión del crimen organizado, dejaron a comunidades enteras sin opciones recreativas ni educativas, un terreno fértil para la violencia.
“Vamos a recuperar el sentido del aula y la palabra”, dijo la presidenta Sheinbaum en el anuncio. “La paz también se enseña, y Michoacán será el punto de partida”.
Pero el reto es monumental: reconstruir no solo edificios, sino la confianza perdida. En un estado donde la escuela dejó de ser refugio y la cultura fue desplazada por el miedo, enseñar la paz implica empezar casi desde cero.