El Gran Silencio: todo empezó tocando botes
evangelio | 6 diciembre, 2023

Cuenta la leyenda que en 1992 un grupo de regios se juntaban en la colonia Unidad Modelo de Monterrey para tocar con instrumentos tan rudimentarios que incluían un bote, una guitarra y una armónica. Se llamaban La Zona del Silencio, pero al darse cuenta que alguien ya les había ganado el nombre, optaron por ser El Gran Silencio, en homenaje a una canción de Rockdrigo González.

El 17 de julio de ese año, los invitaron a un festival en la Macroplaza al lado de puras bandas de metal, así que cuando sonó su peculiar estilo de rap, vallenato, cumbia y ska, todo fue desconcierto: había nacido un grupo de barrio, influenciado por los dos lados de la frontera.

El camino para consolidarse no fue tan rápido, pues hasta 1998 consiguieron grabar de manera profesional su álbum debut al que bautizaron Libres y Locos, donde se incluyen temas que de inmediato sonaron en todo el país: “Dormir Soñando” y “Tonta Canción”, lo que además los impulsaba dentro de un movimiento conocido como La Avanzada Regia, protagonizada por otras bandas como Control Machete, Kinky, Zurdok, Plastilina Mosh y Jumbo.

Te puede interesar: Panteón Rococó y El Gran Silencio vuelven a su ciudad favorita

El reto de hacer un segundo disco exitoso vino en 2001 con Chúntaros Radio Poder y la expectativa se cumplió con creces luego de canciones como “Círculo de Amor”, que recordaba aquellas rondallas cursis pero con un toque de rap y acordes norteños que ya eran marca propia.

Sin embargo, la explosión vendría con “Chúntaro Style”, convertido en un himno de esa generación que se olvidó del purismo melódico y adoptó como parte del rock a sonidos que parecían muy distantes. Por si fuera poco, el álbum cierra con “Déjenme si estoy llorando”, un cover de Los Ángeles Negros con un poderoso remate de hardcore y rap.

Pese a los altibajos en casi 30 años de carrera, El Gran Silencio es sin duda el precursor de fusionar el rock con el ballenato, la cumbia, el ska y el hip hop, con giras internacionales, premios por doquier y miles de fanáticos que aprendieron el famoso baile del gavilán.

El próximo sábado se les podrá ver en vivo al lado de Panteón Rococó como parte del festival Jalo por la Música en el Estadio Francisco Villa, donde además habrá bandas locales y un flash mob.

Comparte