El escenario del Auditorio Nacional se apagó por completo. Sobre el fondo, una calavera de toro iluminada marcó el inicio del momento.

El cantante Edén Muñoz tomó el micrófono y, antes de comenzar, pronunció una frase breve: “Por los que ya no están, pero siguen moviendo corazones.”

Entonces comenzó a sonar Ilusión 98, de la Banda Perla de Michoacán. Según su familia, era la canción favorita del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, quien solía bailarla en plazas y ferias, sombrero en mano y acompañado por su gente.

Compuesta por Julián Tapia, Ilusión 98 es una pieza tradicional de banda michoacana, con ritmo festivo, metales vibrantes y una letra que mezcla nostalgia con esperanza. Habla de un amor que perdura y de la permanencia incluso en la ausencia. Su sencillez emocional la convirtió en un referente popular en Michoacán.

Para Manzo, esa canción tenía un significado particular. La usaba en eventos públicos como un símbolo de cercanía y pertenencia. Era una forma de recordar que la cultura podía unir lo que la violencia intentaba fragmentar.

Durante su gestión, el alcalde promovió la música regional como elemento de identidad comunitaria. Invitaba a las bandas locales a interpretarla y él mismo la bailaba junto a los vecinos en las celebraciones populares. Su estilo de gobierno se distinguía por esos gestos: menos discursos y más símbolos compartidos.

Por eso, cuando Edén Muñoz la interpretó en el recinto más importante del país, el gesto adquirió un valor que fue más allá de lo musical. No fue una dedicatoria improvisada, sino un acto que conectó el escenario nacional con la plaza de Uruapan, unidos por una memoria común.

La letra, centrada en la persistencia del afecto a pesar del tiempo, se resignificó como un tributo al espíritu alegre y cercano que caracterizó a Manzo.

El homenaje en el Auditorio Nacional recuerda una forma de ejercer la política desde la empatía y la identidad cultural.

Aquella noche, la música devolvió a la memoria pública la imagen del alcalde que encontraba en el baile y en la comunidad un modo de resistencia y de vida compartida.