El Nilo, faraones y crisis, auge y caída del antiguo Egipto
evangelio | 27 abril, 2025

El Nilo, fuente de vida y mitología, fue fundamental en el desarrollo del antiguo Egipto. La creencia en el montículo primigenio, reflejado en los templos, vinculaba directamente al faraón, representante divino en la tierra, con el poder sacerdotal.

El faraón, un rey-dios, gobernaba una sociedad estratificada donde los sacerdotes ejercían gran influencia.

El comercio con Oriente Medio enriqueció el país, pero la amenaza de invasiones desde Palestina y Nubia obligó a fortalecer el ejército, especialmente en la vulnerable frontera del delta del Nilo.

La obsesión faraónica con la vida después de la muerte generó una economía próspera alrededor de los enterramientos, culminando en las grandiosas pirámides de Guiza, como la de Keops, testimonio del poder y la precisión arquitectónica egipcia.

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Sin embargo, tras la muerte de Pepi II, Egipto se sumió en una crisis dinástica y una guerra civil que militarizó la sociedad.

Tebas emergió victoriosa, liderada por Mentuhotep II, quien unificó el país e inauguró el Imperio Medio.

Este periodo fue una edad de oro para la literatura y expansión territorial, llegando hasta el Egeo; posteriormente siguieron el reinado despótico de Amenemhat I, la invasión de los hicsos (que introdujeron el caballo y el carro de guerra) y el comienzo del Imperio Nuevo con Tutmosis I.

La reconquista de Egipto tras la expulsión de los hicsos consolidó al país como una potencia regional y a sus líderes como héroes nacionales.

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