El Palacio herido: Morelia entre la protesta y la memoria
evangelio | 11 noviembre, 2025

El Palacio de Gobierno amaneció con cicatrices visibles. En la madera ennegrecida de su puerta y en los muros de cantera donde antes se reflejaban los desfiles, hoy quedaron las marcas de una protesta reciente.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmó que el inmueble sufrió afectaciones tras la movilización del 2 de noviembre de 2025, convocada en respuesta al asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez. Las pintas cubren una superficie de unos 15 metros cuadrados, y la puerta principal, una pieza original del siglo XIX, presenta daños estructurales que requerirán reparación especializada.

“Se trata de una pieza patrimonial que necesita ensambles y maderas compatibles con la original”, explicó el director del centro INAH Michoacán, Marco Antonio Rodríguez Espinoza. El costo será cubierto por la póliza de seguro patrimonial y los trabajos podrían extenderse varias semanas, dependiendo del diagnóstico final de restauración.

El Palacio de Gobierno, construido en el siglo XVIII y convertido en sede del poder civil michoacano desde 1867, ha sobrevivido a incendios, guerras y reformas. Pero esta vez las marcas no llegaron con la historia, sino con la indignación. En la avenida Madero, entre las vallas metálicas que ahora lo resguardan, el edificio parece sostener una conversación silenciosa entre el pasado y el presente: la piedra herida de un pueblo que sigue exigiendo respuestas.

Autoridades de la Secretaría de Cultura y del INAH confirmaron que aún no se ha determinado el monto total de los daños, aunque los trabajos de restauración iniciarán una vez concluidos los peritajes. Mientras tanto, el acceso principal permanecerá cerrado y los peatones sortean las vallas que cubren la fachada.

El inmueble, testigo de levantamientos y protestas desde el siglo XIX, vuelve a recordarle a Michoacán que el patrimonio no sólo se conserva con pintura y madera, sino con memoria. En cada trazo sobre la cantera queda inscrita, una vez más, la tensión entre la historia y el descontento.

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