El vehículo que trasladó al papa Francisco durante su visita a Belén en 2014 volvió a escena este martes, aunque con un propósito muy distinto: tras una profunda transformación, fue presentado como una clínica itinerante destinada a brindar atención médica a los niños de Gaza.
A pesar de conservar su silueta característica, el antiguo papamóvil ha sido renombrado como el “Vehículo de la Esperanza”, cumpliendo con el deseo del fallecido pontífice argentino de que su legado sirviera para aliviar el sufrimiento de la infancia afectada por la guerra.
La presentación tuvo lugar en el corazón de Belén, en la Cisjordania ocupada por Israel, a pocos metros de la Basílica de la Natividad y de la plaza del Pesebre, donde ya se respira ambiente navideño.
“El Vehículo de la Esperanza está listo para su nueva misión”, anunció el cardenal Anders Arborelius, obispo de Estocolmo, quien encabezó la ceremonia y bendijo la unidad médica. El prelado subrayó que esta iniciativa busca ofrecer cercanía y protección a los menores afectados por la violencia. “Queremos que cada niño al que lleguemos se sienta visto, escuchado y protegido. Su bienestar es nuestra prioridad”, afirmó.
Arborelius destacó además el valor simbólico del proyecto. “Este vehículo es un recordatorio de que los niños de Gaza no han sido olvidados. No es solo un medio de transporte, es un mensaje de dignidad, compasión y esperanza”, dijo.
La nueva clínica móvil está equipada para realizar triajes, exámenes y tratamientos básicos, desde vacunas y diagnósticos hasta suturas y pruebas de infecciones. Su equipo médico espera atender hasta 200 consultas diarias, y los pequeños pacientes ocuparán nada menos que la histórica silla en la que se sentó el Papa durante su visita de 2014.
Con esta iniciativa, el antiguo papamóvil inicia un nuevo recorrido, transformado en un símbolo de cuidado y solidaridad en medio de una de las crisis humanitarias más graves de la región.