El café y el té son dos de las bebidas más populares del mundo, y varios estudios demuestran que quienes los beben con regularidad tienden a vivir más tiempo y a tener menos problemas de salud.

Aunque el café es el que más atención atrae, el té, repleto de compuestos únicos que favorecen la concentración y la calma, se ha ganado un puesto como competidor igualmente poderoso. El té contiene menos cafeína que el café, y está repleto de antioxidantes.

Según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, el límite diario de cafeína recomendado es de 400 miligramos.

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Una taza típica de té contiene entre 20 y 60 miligramos de cafeína, en comparación con los 80 a 100 miligramos de cafeína que contiene una taza media de café.

El té es rico en antioxidantes, que están relacionados con un menor riesgo de padecer enfermedades cardiacas, diabetes y ciertos tipos de cáncer.

El té verde es especialmente rico en galato de epigalocatequina (EGCG), un potente antioxidante que favorece la salud celular y puede retrasar el envejecimiento. El té negro está repleto de teaflavinas, compuestos que favorecen la salud cardiovascular.

El té también contiene L-teanina, un aminoácido que puede hacer que la gente se sienta más alerta sin alarmarla. Las investigaciones sugieren que la L-teanina mejora el rendimiento cognitivo, reduce el estrés e incluso puede mejorar la calidad del sueño.

En última instancia, la elección entre café y té suele reducirse al gusto personal y al estilo de vida.