El Tri: un concierto sin sustancias, pero con mucha memoria
evangelio | 21 octubre, 2023

Todo comenzó horas antes. A sabiendas de que en el concierto del Tri no habría venta de alcohol, la previa para recorrer la discografía de la banda en los parlantes se vio obligadamente acompañada de cerveza y whisky.

La ilusión estaba en que Alex Lora incluyera dentro de su repertorio aquellas viejas canciones que lo forjaron como artista y que abrieron camino para muchas bandas, cuando el PRI era amo y dueño de la vida política del país, pese a las constantes agitaciones sociales que se vivían en el entorno.

A las afueras del estadio Morelos, los fans estaban en lo mismo. Con cervezas en mano mataban el tiempo, ya fuera bromeando entre amigos o escuchando las canciones que en cosa de minutos estarían coreando.

“De a 50 pesos para que no pagues 100”, se vendían las gorras que brillaban con la oscuridad, paliacates y vasos tequileros. Al interior del inmueble, por extraño que parezca para un concierto de rock, el ambiente era absolutamente familiar.

“La alteración de los sentidos está en la música”, me había dicho un amigo para explicar que, aunque nos acostumbramos a estar rodeados de alcohol en los conciertos, no era tan necesario para mudarnos de este planeta por un lapso de tres horas a base de guitarras, bajo y batería.

A las nueve de la noche, un grupo de danzantes apareció sobre el escenario para realizar un performance que retrataba los orígenes aztecas y que sirvió como preámbulo para dar paso a la aparición de Alex Lora.

“Los mexicanos estamos hechos de una fibra muy especial”, cantaba Lora en La raza más chida y recordaba que con orgullo el Tri es una banda 100 % nacional que supo desechar el clasismo musical y los comentarios despectivos que recaen sobre ellos a lo largo de 55 años.

Si Inglaterra tiene a Mick Jagger, México cuenta con su propio rockero sin fecha de caducidad. Alex Lora tiene 70 años, pero sobre el escenario es un joven de 20. Corre, salta y provoca que los demás lo hagan, baila, cuenta chistes y bebe mezcal. Todo esto sin tener señales siquiera de agitación respiratoria.

Pero el buen estado físico del cantante y líder de la banda no es una casualidad. El periodista Chava Rock relata que en los inicios Alex Lora llevaba una vida desenfrenada en la que lo mismo aceptaba cerveza como pago que mariguana, pero todo eso cambió cuando a su vida llegó Chela Lora.

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La esposa del rocanrolero no sólo generó estabilidad administrativa en el grupo, sino que provocó un equilibrio emocional y de hábitos en Alex, lo que le ha permitido llevar una carrera larga y al mismo tiempo aniquilar aquella vieja convicción de “vive rápido, muere joven”.

Canciones como Todo sea por el rock and roll, Boogie y Nostalgia fueron interpretadas en una versión alterna, con un toque más parsimonioso, quizá como un reflejo precisamente de la etapa más madura y tranquila que lleva en su vida ahora Alex Lora.

A los clásicos Niño sin amor, Metro Balderas, Abuso de autoridad y Todo me sale mal, se sumaron temas icónicos de la banda, pero no tan comerciales como Nunca digas que no y Sara.

Mentiría si dijera que no se extrañaban los vasos de cerveza como método eficiente para incentivar los sentidos, pero como punto de ventaja de esta condición, se encuentra la conservación de la memoria intacta.

A comparación de otros conciertos, donde la apuesta a lo vivido se centra en lo sensorial y no tanto en lo descriptivo, en este caso la cronología de lo que ocurrió por casi tres horas está más claro.

“En el concierto había viejos, jóvenes y niños, entonces me di cuenta que todos somos contemporáneos de todos, no hay generaciones que se sucedan. Entendí que todos estamos en el mismo tiempo, nuestra edad es la vida”, me dijo el poeta y músico Alfredo Garcidueñas tras salir emocionado del estadio.

El espectáculo de Lora se complementa con mariachi, un violinista y un cuarteto de cuerdas. Siempre amante de lo sinfónico, el festejo de los 55 años en Morelia no podía cerrar de otra manera que cantando Las piedras rodantes acompañado de todos sus músicos.

Para muchos, los mejores años del Tri ya pasaron. Es cierto que en la última década la banda ha presentado discos flojos, por decirlo de alguna manera, pero también es verdad que es difícil mantener un nivel de composición y éxito por tanto tiempo.

Pero la magia de Alex Lora no está en qué tanto suenan sus canciones en la actualidad o el número de escuchas mensuales en Spotify, sino en la capacidad de saber mantenerse fiel a su esencia de rock and roll por 55 años y, encima lograr con ello, ser un referente que continúa marcando vidas. ¿De cuántos músicos podemos decir eso?

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