El wifi: de la Segunda Guerra Mundial a la conectividad global
evangelio | 17 noviembre, 2024

La tecnología wifi, que hoy en día facilita la conectividad en hogares, oficinas y espacios públicos en todo el mundo, tiene unas raíces que se remontan a la Segunda Guerra Mundial.

Definida por la Enciclopedia Britannica como una “red que utiliza ondas de radio para permitir la transmisión de datos a alta velocidad en distancias cortas”, su origen se encuentra en la necesidad de innovaciones militares.

Una de las figuras clave en la creación de esa tecnología fue Hedy Lamarr, una actriz de Hollywood conocida no solo por su belleza, sino también por su aguda inteligencia y su interés por la ciencia y la tecnología.

Nacida como Hedwig Eva Maria Kiesler en Austria en 1914, Lamarr tuvo acceso a discusiones sobre avances militares durante su matrimonio con el fabricante de armas Friedrich Mandl; ese entorno la inspiró a convertirse en inventora.

Con el estallido de la guerra y la creciente tensión en su vida personal, Lamarr emigró a Estados Unidos, donde continuó su carrera cinematográfica, pero no sin el deseo de contribuir a los esfuerzos bélicos.

Junto al pianista y compositor George Antheil, desarrolló el Sistema de Comunicación Secreta, un innovador sistema que cambiaba de frecuencia para evitar que los torpedos guiados por radio fueran interceptados. En 1942, Lamarr registró la patente bajo el nombre de Hedy Kiesler Markey.

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Hedy Lamarr

A pesar de su potencial, la Marina de Estados Unidos desestimó inicialmente el invento, considerándolo demasiado avanzado para el momento.

Sin embargo, la visión de Lamarr y Antheil fue eventualmente reconocida, sentando las bases para tecnologías que hoy son esenciales, como el Bluetooth y el wifi. Durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962, su tecnología se utilizó para interceptar comunicaciones y controlar torpedos.

En 1985, un cambio clave ocurrió cuando la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos autorizó el uso sin licencia de ciertas bandas de frecuencia, liberando el espectro radioeléctrico y permitiendo una mayor experimentación en redes inalámbricas.

Sin embargo, la falta de un estándar común limitó el potencial de estos avances, ya que los dispositivos de diferentes fabricantes resultaban incompatibles.

Para solucionar el problema, en 1997 se aprobó la norma 802.11 por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), lo que sentó las bases para el desarrollo de un estándar inalámbrico unificado.

En 1999, un grupo de empresas formó la Wireless Ethernet Compatibility Alliance (WECA), conocida actualmente como Wi-Fi Alliance, que promovió la nueva tecnología bajo el término “wifi”.

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