El sábado por la tarde, elementos de la Policía Municipal de Buenavista fueron emboscados mientras patrullaban la carretera Buenavista–Tepalcatepec, a la altura de la desviación hacia La Ruana. Desde una zona de maleza, un grupo armado abrió fuego contra la patrulla número 546, dejando un saldo de tres policías heridos, uno de ellos de gravedad, y un civil sin vida.

El ataque ocurrió alrededor de las 15:30 horas. Al menos cinco agresores dispararon con armas de alto poder y huyeron por rutas previamente preparadas. Uno de los oficiales heridos fue identificado como Bryan Héctor G., quien fue trasladado de emergencia a un hospital regional. Hasta el momento, no se ha informado de detenciones.

Tras el atentado, se desplegó un operativo con participación del Ejército, la Guardia Nacional y fuerzas estatales, pero los responsables lograron escapar. La Fiscalía General del Estado abrió una carpeta de investigación por homicidio y tentativa de homicidio.

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Este ataque no es aislado. En lo que va de 2025, se han registrado al menos seis agresiones directas contra la Policía Municipal de Buenavista, todas con patrones similares: emboscadas en caminos rurales, atacantes ocultos entre la maleza, armamento de alto calibre y rutas de escape definidas. El pasado 25 de junio, un agente murió en un ataque similar en un módulo de vigilancia.

La región de Tierra Caliente se mantiene como uno de los puntos más conflictivos de Michoacán. Las corporaciones municipales operan con recursos limitados, sin vehículos adecuados ni equipo táctico suficiente para hacer frente a estos escenarios. Esta vulnerabilidad ha convertido a los cuerpos locales en blanco frecuente de la violencia.

El hecho de que un civil ajeno a la confrontación haya perdido la vida vuelve a evidenciar el impacto colateral que estos ataques generan en la población. Aunque se han reforzado retenes y operativos en puntos clave, las fuerzas de seguridad enfrentan una dispersión operativa que dificulta una respuesta sostenida en municipios como Buenavista.