En los últimos años, ha quedado patente una tendencia preocupante en el mercado accionario mexicano: la migración de empresas nacionales hacia los mercados bursátiles de Estados Unidos, lo que representa la peor sequía de llegada de nuevas compañías a las bolsas mexicanas en la época moderna.
Desde noviembre de 2017, fecha en la que Grupo México Transportes, propiedad de Germán Larrea, hizo su debut en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), las ofertas públicas iniciales en México han sido escasas, casi inexistentes.
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Recientemente, ejemplos como el de Tiendas 3B, un minisúper con presencia en varios estados de México, que debutó en la bolsa de valores de Nueva York en febrero de 2024, recaudando una cifra sorprendente de 589.1 millones de dólares.
Otro caso es el de Betterware, empresa especializada en productos para el hogar, que se convirtió en la primera empresa mexicana en cotizar en el Nasdaq en agosto de 2019, con un valor inicial de 367 millones de dólares. Asimismo, Aeroméxico también ha optado por volar en el New York Stock Exchange (NYSE), en lugar de cotizar en las bolsas mexicanas.
Estos ejemplos ponen de manifiesto la falta de profundidad y liquidez en el mercado accionario mexicano, así como problemas estructurales que persisten a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos años, incluyendo la existencia de dos bolsas en el país y diversas reformas a la Ley del Mercado de Valores.