En Michoacán, el Día de las Madres no se celebra: se sobrevive
evangelio | 10 mayo, 2025

Mientras en todo el país se reparten flores y se preparan comidas familiares, decenas de madres en Michoacán pasaron este Día de las Madres caminando bajo el sol, portando pancartas y fotografías, reclamando lo más básico: que el Estado las escuche, que les devuelva a sus hijos. En esta jornada, convertida en ritual de duelo y búsqueda, no hay pasteles, solo ausencias.

Pero más allá de las marchas, el contexto que viven muchas de estas mujeres en zonas rurales de la entidad, especialmente en la Tierra Caliente, va más allá del abandono institucional. Se trata de un entorno de guerra. En municipios como Apatzingán, Tepalcatepec, Aguililla y Buenavista, las madres buscadoras ya no solo enfrentan el silencio burocrático. Ahora pisan territorios sembrados con minas antipersona y sobrevuelan sus cabezas drones con explosivos lanzados por grupos criminales.

Así lo denunciaron este mismo sábado colectivos de búsqueda que alertaron del incremento de zonas peligrosas para realizar sus recorridos, tras documentar detonaciones, emboscadas y amenazas por parte de presuntos integrantes del crimen organizado. La región, históricamente asediada por disputas entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y Cárteles Unidos, se ha convertido en un campo minado donde buscar un cuerpo es casi un acto suicida.

“¿Cómo vamos a entrar si hay drones que explotan sobre nosotras?”, dijo una de las representantes del colectivo Familiares Caminando por Justicia, que opera entre Tepalcatepec y Coalcomán. “Sabemos que en esas brechas puede haber restos, pero no nos dejan llegar. El gobierno tampoco se mete”.

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La situación se ha vuelto tan crítica que incluso las autoridades castrenses han sufrido bajas por esta nueva estrategia criminal: drones adaptados con explosivos lanzados desde el aire y artefactos enterrados que estallan al paso de vehículos o personas. Las madres, sin protección ni armamento, se arriesgan con poco más que picos, varillas y fotografías colgadas al cuello.

Desde 2019, al menos 19 madres buscadoras han sido asesinadas en México, según un recuento de organizaciones civiles y registros públicos. La impunidad ronda también sus casos, como la sombra que acompaña cada desaparición.

Este sábado, además, colectivos como el COFADDEM y Madres Buscadoras de Michoacán marcharon en Morelia en el marco de la XIII Marcha de la Dignidad Nacional. “Este día no es de fiesta. Es de rabia”, proclamaron durante el recorrido hacia el Palacio de Gobierno. Exigieron armonizar la legislación estatal con la Ley General en Materia de Desaparición Forzada, así como la creación de protocolos reales para protegerlas durante sus incursiones.

En Michoacán, donde según cifras oficiales se reportan más de 5,600 personas desaparecidas, muchas madres han asumido tareas que no les corresponden: excavan, investigan, negocian con criminales, custodian evidencia. Mientras tanto, el Estado sigue ausente.

Este 10 de mayo, como muchos anteriores, no hubo abrazos en esas casas. Solo la esperanza rota, y la voluntad intacta de quienes no dejarán de buscar hasta encontrar a sus hijos, vivos o muertos.

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