Aquí no hay grandes unidades deportivas ni pistas de tartán. Cuando Erandi Nahomi Cornelio sale a correr junto a su entrenadora Eloisa Huitrón Campos, lo hacen teniendo como testigo la ribera del Lago de Pátzcuaro y nada más.

Originarias del municipio de Tzintzuntzan, Michoacán, esta dupla viene haciendo eco desde los Juegos Paranacionales Conade del año pasado, cuando obtuvieron tres medallas de oro en los 100, 200 y 400 metros dentro de la disciplina de paraatletismo.

A partir de ahí, el trabajo se vino intensificando y, recientemente, en el Grand Prix de Paratletismo de Xalapa, Veracruz, la atleta michoacana logró ondear en lo más alto la bandera purépecha al conseguir una clasificación internacional y colocarse en el ranking mundial rumbo al próximo proceso paralímpico.

Los inicios

En entrevista con Evangelio, Eloisa Huitrón reconoce que el cruzarse con Erandi Nahomi marcó un parteaguas en su carrera, pues aunque gracias a sus estudios ya se había enfocado en el deporte adaptado, fue con la deportista de 15 años cuando comenzó a dar el salto a las competencias formales como entrenadora.

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“Yo tengo un gimnasio y ahí conozco a Erandi, ella llega y me comenta que tenía un problema para mover sus brazos y me pide una rutina. Entonces ahora sí que gracias a mis conocimientos y las áreas en las que estuve relacionada, le platiqué que ella podía hacer mucho más y le fui contando sobre el deporte adaptado y paralímpico”, señaló.

Luego de eso vinieron los primeros entrenamientos sobre el pavimento y en los alrededores del lago, el hacer un análisis de las pruebas en las que Erandi podía tener un mayor potencial y dar paso al proceso rumbo a Paranacionales.

“El proceso no ha sido sencillo porque en Tzintzuntzan no existen unidades ni instalaciones, entonces los chicos, por ejemplo, no tienen idea de lo que es el atletismo. Lo que hacemos es aprovechar la ribera del lago, donde tenemos unas vistas espectaculares”.

Cuando se acerca una competencia de paraatletismo, Eloisa Huitrón procura llevar a la deportista dos veces por semana a Morelia para que entrene en una pista de tartán, lo que implica invertir en gasolina.

Química pura

Tras la experiencia en Xalapa, la entrenadora comparte que la experiencia le sirvió para reafirmarse que el deporte adaptado es lo suyo, tal como lo idealizó en sus épocas universitarias en las que soñaba con estar en el Comité Paralímpico Mexicano.

“Fue algo increíble estar ahí, de otro nivel. Estuvimos participando con atletas de otros países y sirvió para evaluar qué tan bien estamos haciendo nuestro trabajo. Más allá del resultado, fue mucho aprendizaje y el exigirme más porque me doy cuenta de que Erandi cree en mí”.

En este sentido, resalta la química que han logrado establecer entre entrenadora y atleta, pues aunado a la parte deportiva, considera que la fórmula que les dio fruto es la comunicación, ya que existe la confianza de compartirse situaciones personales y al mismo tiempo, asumir el compromiso de no fallarse una a la otra.