En promedio, estados como Jalisco, Guanajuato, Michoacán y otros más del Bajío, producen más de 100 millones de plantas de agave para la elaboración de tequila y mezcal, y el costo ambiental de ello es abrumador: deforestación, destrucción de ecosistemas y aceleración de la desertificación son cada vez más evidentes.

Con base en ese panorama, en próximos días podría firmarse un convenio de colaboración entre los estados de Michoacán, Jalisco y Guanajuato para conseguir la certificación de Agave Responsable con el Ambiente (ARA).

El titular de la Secretaría de Medio Ambiente de Michoacán (Secma), Alejandro Méndez López, señaló como urgente una medida de contención al agave para evitar el desastre ambiental que representó el aguacate.

“Hay una presión de deforestación en sistemas de selva espinosa y selva baja que son sistemas que no se valoran tanto pero que hay mucha biodiversidad. Son ecosistemas muy frágiles y susceptibles a la deforestación”, explicó el funcionario estatal.

La certificación permitirá que desde la botella conste que el tequila, mezcal o destilado en general proviene de una penca que no deforestó.

“Queremos que no pase lo que pasó con otros cultivos, porque luego tenemos un boom de ganancias y empiezan a deforestar o a hacer cambio de uso de suelo. En el agave estamos trabajando con los mezcaleros y están muy preocupados”, concluyó el titular de Secma.