Donald Trump y su equipo de seguridad insistieron en que Estados Unidos no está en guerra contra Irán, tras lanzar megabombas y misiles junto a Israel contra instalaciones estratégicas en territorio iraní.

Aseguran no buscar un cambio de régimen, pero críticos de ambos partidos denuncian que la acción es inconstitucional y podría abrir la puerta a una nueva guerra prolongada en Oriente Medio.

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Mientras el vicepresidente JD Vance sostiene que la operación busca frenar el programa nuclear iraní, legisladores como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez advierten que solo el Congreso puede declarar la guerra, e incluso hablan de que esta acción podría justificar un juicio político contra Trump.

Analistas alertan que este conflicto podría cambiar para siempre el equilibrio global en materia de no proliferación nuclear, al mostrar que incluso un país sin arsenal atómico no está a salvo de ataques.

La Casa Blanca justifica la operación amparada en una supuesta amenaza inminente, pero expertos como Trita Parsi y Robert Kagan advierten que este enfrentamiento podría prolongarse, arrastrando a Estados Unidos a una guerra de alcance impredecible que socavaría aún más la democracia interna y aceleraría el fin de un orden basado en normas internacionales.