Aunque a Los Fabulosos Cadillacs se les ha clasificado erróneamente como una banda de ska, lo cierto es que a lo largo de casi cuatro décadas han experimentado con todo tipo de subgéneros, la mayoría fusionados con ritmos surgidos en América Latina y el Caribe.
En su disco debut, Bares y Fondas (1986) sí prevalece el ska como sello de identidad, con temas como Vos sin sentimiento y Yo quiero morirme acá, pero conforme pasó el tiempo sus integrantes no vacilaron en explorar otros sonidos que incluso llegaron a rozar con el pop y la cumbia, con éxitos mundiales como Vasos Vacíos, en colaboración con Celia Cruz.
Sin embargo, en su amplia discografía hay un álbum que se caracteriza por su oscuridad conceptual, por el atrevimiento a experimentar con sonidos poco comerciales y nada complacientes. Se trata de Fabulosos Calavera, producido en 1997 por KC Porter y mismo que representaba una nueva aventura en los estudios tras el éxito de Rey Azúcar (1995).
El plato abre con El Muerto, con guitarras agresivas, percusiones muy latinas y una letra compleja que parece contar un relato prohibido: “Levitando se hizo fuego y se esfumó, Madam, madam, Satán”, dicen entre envidiables riffs.
La temática sobre la muerte continúa en Surfer Calavera, que como intro ofrece un jazz muy melódico, pero después rompe con un hardcore para azotar las cabezas.
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El momento más devastador llega con El Carnicero de Giles/Sueño, comenzando con un satánico thrash que luego se quiebra con un jazz cadencioso, un juego de voces entre Vicentico y Flavio Cianciarulo, de quien es bien sabido su gusto por el metal, lo que probó con el súper grupo De La Tierra.
Además, Fabulosos Calavera es una muestra de los gustos más cultos de los Cadillacs, con sendos homenajes a Ernesto Sabato y Astor Piazzolla, otra vez con atmósferas del rock pesado aderezadas con elementos caribeños y desde luego el tango.
Pero no todo es rock pesado, hay tracks como A Amigo J.V. que representan el otro extremo: piano y percusiones muy discretas, mientras que la irrenunciable marca latina llega con Hoy lloré canción, una salsa al lado de Rubén Blades, un canto a la esperanza de un mundo mejor que da pie al sencillo más comercial del disco: Calaveras y Diablitos, paréntesis que luego se cierra para seguir con más oscuridad en Il Pajarito y Niño Diamante, pero sobre todo con A.D.R.B., exquisito tango que remata con un estribillo desgarrador que reza: “No existe nada, solo el anhelo de soñar, verte a vos y saber cómo hacer para quedarme siempre allí, no despertarme más”.
El próximo 10 de febrero, LFC llegarán a Morelia para encabezar el Jalo Fest, por lo que esperamos que incluyan varias de estas joyitas en su recital.