Un estudio en Suecia reveló que las personas que se preocupan en exceso por su salud tienden a fallecer antes que aquellas que no lo hacen.
Los profesionales médicos prefieren hablar de “trastorno de ansiedad por enfermedad” en lugar de “hipocondría”, ya que se caracteriza por una preocupación excesiva por la salud, a menudo con la creencia infundada de tener una enfermedad grave.
Esa preocupación puede llevar a visitas frecuentes al médico o, por el contrario, a evitarlas por temor a un diagnóstico fatal, lo que convierte al trastorno en costoso para los sistemas sanitarios y estigmatiza a quienes lo padecen.
Los profesionales sanitarios, sobrecargados de trabajo, prefieren atender a pacientes con “enfermedades reales” y a menudo muestran un comportamiento despectivo hacia los pacientes con trastorno de ansiedad por enfermedad.
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Los resultados del estudio revelaron que las personas con ese trastorno tenían un mayor riesgo de muerte, tanto por causas naturales como no naturales.
Las personas con ansiedad por enfermedad mostraron una mayor mortalidad por causas cardiovasculares, respiratorias y desconocidas; además, la principal causa de muerte no natural fue el suicidio, con un aumento de al menos cuatro veces en comparación con el resto de la población estudiada.
La hipocondría está estrechamente relacionada con los trastornos psiquiátricos, lo que aumenta el riesgo de suicidio. Las personas con hipocondría pueden sentirse estigmatizadas, lo que contribuye a la ansiedad y la depresión, y en algunos casos, al suicidio.
El mayor riesgo de muerte por causas naturales puede estar relacionado con el estilo de vida, como el consumo de alcohol, tabaco y drogas, más común en personas ansiosas y con trastornos psiquiátricos.