Estudio revela sensibilidad de los humanos ante altas temperaturas
evangelio | 16 junio, 2024

Desde el comienzo de la era de la revolución industrial en 1850, la Tierra ha experimentado un aumento gradual de la temperatura cada año, acelerando significativamente después de 1982.

Se proyecta que para el año 2050, la temperatura promedio habrá subido en 2.7 grados Celsius, lo que provocará una serie de impactos ecológicos.

El año 2023 se registró como el más caluroso jamás conocido, y las previsiones para el verano de 2024 pronostican temperaturas extremadamente altas en México, Estados Unidos y Europa.

Según un informe publicado en la revista Scientific Reports, los seres humanos son más sensibles a las variaciones de temperatura de lo que se creía anteriormente. De hecho, somos capaces de detectar diferencias de tan solo 0.9 °C con una notable precisión.

La adaptación del cuerpo humano al calor es un proceso meticuloso, ya que nuestro organismo se esfuerza en mantener una temperatura interna de alrededor de 37 °C, vital no solo para el bienestar físico, sino también para los procesos cognitivos.

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Las temperaturas extremas, tanto calientes, como frías, conllevan grandes riesgos para la salud, tales como golpes de calor o hipotermia; y aunque la evolución nos ha adaptado para sobrevivir, todo tiene un límite, y la velocidad del cambio climático podría ser catastrófica para los humanos.

El aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, olas de calor, la remodelación de ecosistemas como los arrecifes de coral y el hielo del Ártico, son evidencias de que el cambio climático ya está transformando nuestro mundo.

Para evitar las consecuencias más graves, se necesitarán medidas integrales como cambiar a energías renovables, implementar proyectos de reforestación a gran escala y adoptar prácticas agrícolas sostenibles.

Ahora que somos conscientes de la magnitud de la situación, ¿tomaremos medidas al respecto?

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