Durante décadas, la idea dominante sobre el origen del bipedalismo humano ha sido la de una transición desde los árboles hacia el suelo, en respuesta a un entorno más abierto como la sabana africana.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Frontiers in Ecology and Evolution desafía esta narrativa. Observaciones detalladas a una comunidad de chimpancés en el Valle de Issa, al oeste de Tanzania, revelan que caminar erguidos pudo haber comenzado en las copas de los árboles.
En este ecosistema de sabana-mosaico, los chimpancés emplean con frecuencia posturas erguidas y locomoción suspendida mientras forrajean en árboles con estructuras particulares, como el Brachystegia, cuyas ramas largas y delgadas exigen precisión y equilibrio.
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Estas posturas, similares al bipedismo, parecen facilitar el acceso a frutas y semillas en las ramas terminales, lo que plantea que estas habilidades motoras pudieron desarrollarse para optimizar la alimentación arbórea.
El estudio registró a 14 chimpancés durante cinco meses, en plena estación seca. Contrario a lo esperado, pasaban gran parte del tiempo en los árboles.
La forma y distribución de las copas, así como la abundancia de alimento, influyeron directamente en sus movimientos.
Los autores sostienen que la locomoción bípeda pudo haber surgido como una adaptación eficiente para desplazarse en estructuras inestables, no necesariamente como respuesta al terreno abierto.
Aunque se requiere más investigación para confirmar esta hipótesis, el hallazgo tiene implicaciones significativas para la paleoantropología. Especialistas han señalado que estos datos podrían reinterpretar comportamientos de nuestros ancestros, al considerar el entorno arbóreo como clave en la evolución del caminar erguido.