Dos recientes estudios de gran envergadura, publicados en la revista Hormones and Behavior, desafían la creencia popular de que la testosterona impulsa la competitividad, la confianza y la asunción de riesgos.
Las investigaciones, realizadas en Estados Unidos y Europa, no encontraron efectos importantes en esos comportamientos tras la administración de una sola dosis de testosterona a hombres jóvenes y sanos.
Tradicionalmente, se ha vinculado esta hormona con características masculinas y conductas de dominio.
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Sin embargo, los investigadores no observaron un aumento en la competitividad, la confianza o la toma de riesgos financieros en los participantes que recibieron testosterona en comparación con aquellos que recibieron un placebo.
Los hallazgos ponen en duda estudios previos que sugerían una conexión entre la testosterona y esas conductas, y sugieren que, de existir un efecto, sería mucho menor de lo previamente estimado.
Los autores aclaran que los resultados se limitan a una única dosis de testosterona en hombres jóvenes y sanos, y que futuras investigaciones deben explorar la interacción de la hormona con otros factores biológicos y psicológicos a largo plazo.
Por el momento, la idea de que un aumento repentino de testosterona transforma la conducta masculina parece no sostenerse.