La incapacidad de republicanos y demócratas para aprobar un presupuesto antes del 30 de septiembre activó un cierre parcial del Gobierno federal de Estados Unidos. Por el momento, la parálisis afecta únicamente a servicios no esenciales, aunque la prolongación del bloqueo legislativo podría comprometer otras funciones de la Administración Central.
Ambas bancadas no lograron los votos necesarios en el Senado para aprobar sus respectivos proyectos. Los republicanos obtuvieron solo dos de los siete apoyos demócratas que necesitaban para un paquete provisional de siete semanas, mientras que los demócratas tampoco alcanzaron los 13 sufragios requeridos para su iniciativa, que proponía mayor financiamiento para la sanidad.
El desacuerdo se centra en los subsidios de Obamacare y los recortes de la ley de rebaja fiscal y presupuestaria impulsada por el presidente Donald Trump. Hasta que no se resuelvan estas diferencias, las agencias federales funcionarán parcialmente, y los empleados en áreas críticas como seguridad, ejército, aeropuertos y seguridad social no recibirán salario.
El último cierre parcial más prolongado ocurrió durante el primer mandato de Trump y se extendió por un mes, provocando caos en aeropuertos como LaGuardia en Nueva York. Experiencias pasadas muestran que los retrasos en operaciones esenciales pueden presionar a ambas bancadas para alcanzar acuerdos y reactivar la Administración Central.