Hace tres años, México reconoció oficialmente la desconexión digital al finalizar la jornada laboral.
La medida, incorporada a la Ley Federal del Trabajo (LFT) con la reforma de teletrabajo en 2021, situó al país entre las pocas economías que otorgan a los trabajadores la opción de ignorar mensajes o llamadas relacionadas con el trabajo tras su horario establecido. Sin embargo, ha encontrado obstáculos en su implementación práctica.
Según una reciente encuesta realizada por OCC, durante períodos de descanso, como las vacaciones, el 80 % de los trabajadores admiten que les resulta difícil desconectarse del trabajo.
Entre las razones esbozadas, el 21 % menciona que la autodemanda es la principal razón, mientras que una cuarta parte relaciona su continua conexión con las exigencias de sus superiores y la cultura organizacional.
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La falta de claridad en términos de desconexión se evidenció hasta la elaboración de la NOM-037, que regula las condiciones de seguridad y salud en el trabajo remoto y proporcionó una definición precisa de ese derecho.
A pesar de la legislación, un amplio porcentaje de trabajadores en modalidad home office reporta que sus horas laborales han aumentado, con el 46 % de ellos señalando que la carga de tareas y la comunicación constante de los jefes fuera del horario laboral son factores determinantes.
El fenómeno de la hiperconectividad, impulsado por el uso de tecnologías de comunicación, ha intensificado la necesidad de establecer límites en la vida laboral.
La desconexión digital se presenta como una oportunidad para fomentar un equilibrio entre trabajo y vida personal, así como para garantizar periodos de descanso adecuados, ambos elementos esenciales para una productividad sostenible.