En los últimos años, el fenómeno de la redensificación de vivienda ha tomado fuerza en el centro de las principales ciudades de México, como Monterrey, Ciudad de México y Guadalajara.
Ese proceso, caracterizado por laverticalización, busca atender la creciente demanda de vivienda en áreas urbanas. Sin embargo, los desarrolladores se enfrentan a una serie de problemas que complican la respuesta a esa necesidad.
Expertos en el sector señalan que el tiempo requerido para adquirir terrenos, los trámites burocráticos para obtener permisos y el aumento en los costos de construcción son barreras significativas.
A ello se suma un drástico incremento en las tasas de interés, que han pasado del 4 % al 11 % en un corto periodo, lo que ha llevado a un desbalance entre la oferta y la demanda de vivienda.
La construcción de nuevos proyectos habitacionales es un proceso largo, que puede variar entre 3 y 7 años.
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Con proyecciones que indican una disminución en la cantidad de departamentos disponibles para 2025 y 2026, se plantean una inminente inflación en el sector de la vivienda.
A medida que el inventario de nuevas propiedades no se repone, la demanda persiste, impulsada por factores demográficos como el matrimonio y el divorcio, así como el aumento de la esperanza de vida.
Ante este desajuste entre necesidad y oferta, la venta de vivienda usada ha pasado de 30 % a cerca del 50 % en el mercado.
Cada vez más, los constructores optan por reducir la escala de sus proyectos. En lugar de desarrollar edificaciones que contemplen entre 300 y 500 unidades, ahora prefieren concentrarse en proyectos más pequeños, que oscilan entre 80 y 100 unidades.
Esa decisión responde, principalmente, a la incertidumbre en el costo de los materiales, el alza de las tasas de interés y los elevados gastos relacionados con permisos y financiamiento.