Este domingo, en las elecciones legislativas de Francia, la extrema derecha emergió como la ganadora en la primera vuelta.
Las estimaciones iniciales muestran que el partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN), liderado por Marine Le Pen, y sus aliados, obtuvo más del 34 % de los votos. Sin embargo, tendrán que esperar a la segunda vuelta el 7 de julio para determinar si logran obtener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
En las elecciones, las fuerzas de centroderecha del presidente Emmanuel Macron quedaron en tercer lugar por detrás de la izquierda. Según las primeras estimaciones, al cierre de los colegios electorales, la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) pudo conseguir entre 28.5 % y 29.1 % de los votos, mientras que la alianza de Macron logró entre 20.5 % y 21.5 %.
Si la extrema derecha llega al poder en Francia, sería la primera vez desde la Liberación de Francia de la ocupación de la Alemania nazi en 1945. Además, esto añadiría otro país a la Unión Europea gobernado por esa tendencia, similar a lo que ha sucedido en Italia.
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Dicha situación también podría debilitar la política de apoyo a Ucrania de Macron, ya que los críticos consideran a Marine Le Pen cercana a la Rusia de Vladimir Putin.
Macron, cuyo periodo presidencial llega a su fin en 2027, decidió convocar elecciones anticipadas el 9 de junio a raíz del contundente triunfo de RN en las elecciones europeas en Francia.
RN ha anunciado su intención de presentar como candidato a primer ministro a su joven líder emergente, Jordan Bardella, de tan solo 28 años, en caso de lograr la mayoría absoluta junto a sus aliados en las elecciones legislativas.
El partido de extrema derecha propone un programa que incluye medidas para restringir la inmigración, aumentar la “autoridad” en las escuelas y disminuir la factura eléctrica de los hogares, entre otras iniciativas.
Los opositores de RN han lanzado advertencias sobre el peligro que representaría el ascenso al poder de la extrema derecha, la cual ha trabajado en los últimos años por suavizar la imagen que heredó de su fundador Jean-Marie Le Pen, conocido por sus declaraciones racistas y antisemitas.