La oleada de imágenes generadas por inteligencia artificial (IA) al estilo del Studio Ghibli desató un furor en redes sociales, pero también una serie de consecuencias inesperadas.
Tras el lanzamiento de una versión mejorada del generador de imágenes de OpenAI, los usuarios rápidamente descubrieron la capacidad de la IA para imitar la estética del estudio japonés, conocido por películas como El niño y la garza y Mi vecino Totoro.
La avalancha de solicitudes resultó en el colapso de la versión gratuita de ChatGPT.
OpenAI se vio obligada a implementar límites en la generación de imágenes, reconociendo el inesperado impacto.
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“Es muy divertido ver a la gente disfrutar de las imágenes en ChatGPT, pero nuestras GPU se están derritiendo”, tuiteó el CEO de OpenAI, Sam Altman.
Más allá del colapso técnico, la tendencia reavivó los análisis sobre el papel de la IA en el arte y la animación.
Las opiniones del legendario Hayao Miyazaki, fundador de Studio Ghibli, resurgieron, dejando clara su aversión a la integración de la IA en su trabajo, considerándola “un insulto a la vida misma”.
Además, el fenómeno Ghibli puso en relieve el consumo de recursos que implica la generación de imágenes por IA. Se estima que cada imagen generada consume entre 0.5 y 2 litros de agua.
ChatGPT calcula que la tendencia consumió más de 216 millones de litros de agua en tan solo cinco días.
Expertos advierten que el uso de energía en los centros de datos de IA podría triplicarse para 2028.