Las naciones del G-7 acordaron excluir a las empresas multinacionales de Estados Unidos del impuesto mínimo global del 15 %, en una decisión que representa una victoria diplomática para el presidente Donald Trump.
El acuerdo fue anunciado por Canadá, actual presidente rotativo del grupo, y ocurre tras la presión de Washington, que incluso rompió conversaciones comerciales con Canadá por sus planes de gravar a las tecnológicas estadounidenses.
Con este pacto, las empresas con sede en Estados Unidos solo serán gravadas en su país, sin importar el origen de sus ganancias.
La medida responde en parte a las reformas fiscales impulsadas por la Casa Blanca y contenidas en la nueva legislación de política interna aún en debate en el Congreso. El acuerdo busca aportar certidumbre al sistema tributario internacional y evitar una fragmentación fiscal entre países.
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El compromiso del G-7 también elimina una disposición clave del proyecto de ley de Trump, la Sección 899, que contemplaba represalias contra países que aplicaran gravámenes a empresas estadounidenses.
El grupo, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Italia y Reino Unido, se comprometió a trabajar en una solución aceptable para todos los miembros, que reconozca las leyes fiscales vigentes de cada país.
En 2021, casi 140 países, coordinados por la OCDE, pactaron implementar un impuesto mínimo global a las grandes multinacionales.
Estados Unidos, bajo la actual administración, ha abandonado ese acuerdo y ha declarado que no será vinculante.
La OCDE aún no define si permitirá la exención permanente para las firmas estadounidenses, pero el secretario del Tesoro, Scott Bessent, expresó confianza en que el nuevo acuerdo contribuirá a preservar la competitividad global de su país.