Funcionarios de Naciones Unidas han alertado sobre la grave situación humanitaria en Gaza, describiéndola como “los días más negros de una pesadilla de siete meses”.

Lo anterior se debe a que las fuerzas y tanques israelíes han tomado el control del principal punto de cruce de ayuda en Rafah, sofocando el suministro vital de ayuda a la población.

En medio de bombardeos que los civiles comparan con “fuego del infierno”, con misiles cayendo como lluvia, más de 1.4 millones de personas en la ciudad fronteriza de Gaza se ven obligadas a evacuar siguiendo las órdenes de los militares israelíes. La mayoría de esos habitantes son familias desplazadas.

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A pesar de los llamados de los aliados internacionales para detener la escalada de violencia, Israel ha llevado a cabo una operación “limitada” en Rafah, capturando el cruce fronterizo en un intento de neutralizar a los combatientes y desmantelar la infraestructura utilizada por militantes de Hamás.

La operación en Rafah se produce poco después de que Hamás anunciara su aceptación de una propuesta de cese al fuego y liberación de rehenes mediada por Egipto y Catar. Sin embargo, el Primer Ministro israelí, Netanyahu, declaró que la propuesta no cumple con las demandas “esenciales” de Israel.

Ante la perspectiva de un ataque a gran escala en la zona y el cierre continuo de los cruces fronterizos de Rafah y Kerem Shalom, la ONU ha advertido sobre las consecuencias catastróficas que tendría para cientos de miles de personas en Gaza, la mayoría de las cuales viven en condiciones precarias en tiendas de campaña.