El cierre de 2025 dejó al descubierto la fragilidad de las finanzas municipales en Michoacán. Al menos veinte ayuntamientos llegaron a diciembre sin margen para cumplir con aguinaldos, nómina y compromisos básicos, por lo que el gobierno estatal decidió habilitar un esquema de apoyo extraordinario que busca evitar una crisis abierta en el arranque de 2026.
La administración de Alfredo Ramírez Bedolla sostiene que no se trata de adelantos de participaciones federales, sino de recursos directos que permitirán a los municipios cubrir pendientes del año que termina. El mensaje es claro, el estado no quiere que las alcaldías arranquen 2026 en moratoria de pagos ni con plantones de trabajadores frente a las presidencias.
Uruapan es el ejemplo más visible. El municipio requiere más de cien millones de pesos para cerrar el año, principalmente por compromisos laborales acumulados, obligaciones financieras heredadas y una nómina que por años se incrementó sin respaldo presupuestal suficiente. El apoyo estatal llegará condicionado a que los recursos se destinen solo al cierre de 2025, sin abrir nuevos boquetes.
En otros municipios el patrón se repite con matices. Estructuras administrativas abultadas, baja recaudación propia, gastos corrientes que crecieron más rápido que los ingresos y una dependencia casi total de las participaciones federales. El rescate los mantiene a flote, pero también confirma que buena parte del mapa municipal de Michoacán opera al límite de la sostenibilidad.
La pregunta que queda abierta es qué ocurrirá después de este salvavidas. El apoyo evita un colapso inmediato, aunque también evidencia la ausencia de una reforma de fondo en las finanzas municipales y en los mecanismos de control del gasto local.