La activista sueca Greta Thunberg fue expulsada de Venecia durante 48 horas y multada con 132 libras tras participar en una protesta organizada por Extinction Rebellion, en la que el Gran Canal fue teñido de verde para denunciar la falta de acciones contundentes contra el cambio climático.

El movimiento ambiental también reportó manifestaciones similares en otras diez ciudades italianas, incluyendo Génova, Padua, Turín, Bolonia y Taranto, donde fuentes y ríos fueron coloreados con la misma intención.

La acción provocó reacciones encontradas en Venecia. El gobernador del Véneto, Luca Zaia, criticó la protesta y la calificó de “acto irrespetuoso hacia nuestra ciudad, su historia y su fragilidad”, advirtiendo además que podría tener consecuencias para el medio ambiente, pese a que los activistas aseguraron que el material utilizado era inocuo.

En contraste, varios turistas mostraron su apoyo a la manifestación, destacando que se trataba de una forma legítima de llamar la atención sobre el fracaso de los líderes mundiales para actuar frente a la crisis climática.