La muerte de Guillermo Wusterhaus ha dejado sentimientos de tristeza entre amigos y aficionados a la fotografía, pues a lo largo de tres décadas no sólo formó a cientos de estudiantes, sino que dejó un legado de su propia producción que transitó entre la obra de autor y el fotoperiodismo.
Una de sus últimas exposiciones individuales se mostró en el Centro Cultural Clavijero en 2017 con el título “Mirada Infinita. Guillermo Wusterhaus 25 años”.
Se trató de una muestra dividida en dos núcleos: el primero presentó fotografías del quehacer escénico y periodístico hechas de la manera tradicional, con cámara análoga e impresiones manuales. Ahí se agregaron cámaras de rollo, además de una sala oscura para que los asistentes pudieran conocer la forma de revelar fotos en los viejos tiempos.
En el segundo núcleo se puso a consideración el trabajo digital del autor, con un especial interés en los espacios arquitectónicos y la vida cotidiana. Esa serie de fotografías ya adoptaban con gusto el desarrollo de la tecnología para crear efectos ópticos que crearan un diálogo diferente con el espacio.
Otra exposición bien recordada fue “De cerca… exploraciones fotográficas del cuerpo”, que permaneció por varias semanas del 2015 en el Museo del Estado.
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En ella, Wusterhaus ratificó una de sus principales obsesiones: el cuerpo humano, retratado por su lente de distintas formas, ya sea en cuerpos frontales desnudos, en misteriosas siluetas y por supuesto recurriendo al erotismo.
Apenas en abril de este año, por medio de su organización Foto 180 Morelia, convocó al Foto Tour Nocturno Luminoso, una experiencia de asesoría profesional que tenía como objetivo hacer prácticas en la naturaleza, para lo cual se desplazaba junto a sus alumnos a distintos parajes de Michoacán.
En ese mismo concepto encajó el Tour Noche de las Estrellas en 4 de febrero del año pasado, con prácticas que tendrían como escenario los bosques de Charo.
Guillermo Wusterhaus formó parte en la década de los 90 de la Asociación de Reporteros Gráficos del Estado de Michoacán (ARGEM), integrada por casi 40 integrantes, quienes solicitaban al gobierno abrir espacios para la fotografía de autor, además de facilitar espacios para talleres y diplomados.
Su producción como fotoperiodista está en las hemerotecas de Cambio de Michoacán y La Voz de Michoacán, diarios a los que les aportó una nueva mirada en la comunicación a la que en la década de los 90 se sumaron otras figuras como Francisco Vieyra, Armando Lemus, Armando Saavedra, Raúl López Tellez y Demetrio Olivo.
En 1992 fue el único fotógrafo en capturar el derribo de la estatua de Virrey de Mendoza, cuyos autores fueron los integrantes de un colectivo de indígenas purépechas.