El hallazgo de un cráneo humano a un costado de la carretera Morelia-Atécuaro volvió a evidenciar la persistente violencia en las zonas periféricas de la capital michoacana.
El descubrimiento ocurrió la noche del domingo 11 de mayo y provocó la movilización de cuerpos de seguridad, así como la apertura de una nueva carpeta de investigación por parte de la Fiscalía de Michoacán.
Según versiones oficiales, fue poco antes de las 20:00 cuando conductores que transitaban por el tramo conocido como Quinta Santa Fe notaron una forma inusual entre la maleza, cerca del margen de la carretera.
Uno de ellos contactó al número de emergencias 911 y, tras una rápida inspección, elementos de la Policía Morelia confirmaron que se trataba de un cráneo humano parcialmente expuesto.
El área fue inmediatamente acordonada y más tarde se presentaron peritos de la Fiscalía y personal del Servicio Médico Forense, quienes realizaron el levantamiento del resto óseo.
El cráneo fue trasladado al Instituto de Ciencias Forenses para su análisis antropológico, con el objetivo de determinar el sexo, la edad aproximada, el tiempo de muerte y si existen indicios visibles de violencia.
Hasta el momento no se ha encontrado ningún otro resto en la zona, aunque autoridades no descartan que puedan hallarse fragmentos adicionales.
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Tampoco se ha logrado vincular el hallazgo con alguna denuncia reciente de persona desaparecida, aunque la Fiscalía ha comenzado el cotejo con bases de datos y expedientes abiertos en la región.
Este descubrimiento se suma a una serie de hallazgos similares registrados en la ciudad en lo que va del año. Tan solo en 2025, al menos ocho osamentas han sido localizadas en distintos puntos de Morelia, la mayoría en terrenos baldíos o zonas con vegetación densa.
La mayoría de los casos no han sido esclarecidos públicamente, lo que ha alimentado la percepción de impunidad.
La carretera Morelia-Atécuaro, donde ocurrió el hallazgo, ha sido señalada en múltiples ocasiones por vecinos y autoridades como una ruta de riesgo.
Es una vía de acceso a comunidades rurales donde históricamente se ha documentado actividad delictiva, y donde la presencia de patrullajes es limitada. Además, varios tramos carecen de iluminación, lo que favorece su uso para actividades clandestinas.
Habitantes de zonas cercanas, como La Maiza y la propia Atécuaro, han señalado que este tipo de hallazgos se ha vuelto frecuente. “Uno ya no se sorprende. A veces son bolsas, a veces huesos. Pero nadie dice nada y todo sigue igual”, comentó un residente que pidió el anonimato por temor a represalias.
La Fiscalía no ha revelado mayores detalles sobre el caso, pero confirmó que se investiga como posible homicidio.
Mientras tanto, el hallazgo de un cráneo humano en una vía pública, sin un contexto inmediato que permita suponer accidente o traslado legal, reabre el debate sobre la capacidad de las autoridades para garantizar seguridad incluso en zonas relativamente cercanas al centro urbano.
La historia aún está por escribirse, pero en Morelia, este tipo de episodios ya no suenan ajenos. La violencia, discreta o brutal, sigue tomando forma en los márgenes. Y muchas veces, como ahora, aparece sin rostro.