La cervecera Heineken anunció una inversión de 2 mil 740 millones de dólares para construir una nueva planta en Kanasín, Yucatán.

Esta decisión refuerza su presencia en México, uno de los mercados clave para la compañía, y representa la continuación de un legado cervecero que inició hace más de 150 años en Ámsterdam.

Desde que Gerard Adriaan Heineken compró la cervecería De Hooiberg en 1864, la empresa ha crecido mediante la innovación y la expansión internacional.

La planta en Yucatán será la octava en el país y generará más de tres mil empleos directos e indirectos, en una región con alto potencial económico y logístico.

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A lo largo de su historia, Heineken ha sabido aprovechar oportunidades estratégicas, como lo hizo cuando se convirtió en la primera cerveza disponible en Estados Unidos tras la Ley Seca.

Hoy, con una agenda orientada también a la sostenibilidad, la empresa mantiene una visión de largo plazo en sus inversiones globales.

La futura fábrica en el sureste mexicano forma parte de ese modelo de crecimiento: combinar eficiencia, compromiso ambiental y legado.

Heineken no solo expandirá su capacidad de producción, sino que también consolidará su papel como actor clave en el desarrollo regional y en la historia cervecera contemporánea.