La identificación y tratamiento del TDAH pueden disminuir significativamente su impacto en la vida de quienes lo padecen, por lo tanto, es crucial examinar sus características principales.
El TDAH se caracteriza por tres conjuntos de síntomas principales:
- Inatención: dificultad para prestar atención a los detalles, cometer errores por descuido, olvidar tareas cotidianas y perder objetos importantes.
- Hiperactividad: inquietud, incapacidad para permanecer sentado en situaciones donde se espera hacerlo y dificultad para participar en actividades de ocio de manera tranquila.
- Impulsividad: toma de decisiones sin considerar las consecuencias, interrupciones continuas y dificultad para esperar el turno en situaciones sociales que lo requieren.
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Otros síntomas comunes incluyen desregulación emocional, baja tolerancia a la frustración, irritabilidad y dificultades en las funciones ejecutivas, como la baja capacidad para planificar actividades.
Aunque los síntomas del TDAH suelen aparecer en la infancia, tienden a persistir y manifestarse en la edad adulta. Aproximadamente, el 50 % de los niños afectados seguirán cumpliendo los criterios que definen este trastorno durante la adultez.
Con el tiempo, los síntomas de impulsividad tienden a reducirse, mientras que los de inatención se mantienen e incluso aumentan.
Además, el TDAH a menudo pasa desapercibido durante la niñez y se detecta en la vida adulta, cuando los desafíos asociados al rendimiento laboral, las relaciones interpersonales y la calidad de vida en general se intensifican.
Por lo tanto, es crucial identificar y tratar el TDAH para reducir su impacto en la vida de quienes lo padecen.