El registro de tomas clandestinas en ductos de hidrocarburos volvió a mostrar contrastes en México durante el último año, con aumentos significativos en 13 estados a pesar de la estrategia federal para contener el huachicoleo.
Datos operativos de Petróleos Mexicanos, citados por fuentes periodísticas, revelan que varias regiones experimentaron repuntes que superan con amplitud los niveles reportados en 2024.
El caso más notable se ubica en Tabasco, donde la detección de perforaciones ilegales pasó de cuatro a 181 en septiembre de 2025, un salto que refleja presiones del crimen organizado, expansión de redes locales o cambios en las rutas utilizadas por quienes sustraen combustible.
Situaciones similares se observan en Michoacán, que transitó de una toma clandestina a 21, así como en Sinaloa, Sonora y Chihuahua, entidades donde se reportan incrementos que modifican los patrones de operación del delito.
Aunque el comportamiento por estado es desigual, el mapa nacional mantiene un patrón ya conocido: Hidalgo continúa como la entidad con mayor número de pinchaduras registradas, rebasando nuevamente las dos mil perforaciones, seguida por Jalisco y Guanajuato.
En conjunto, el país acumuló 7.839 tomas clandestinas en el periodo reportado, cifra que representa una disminución de 11 por ciento respecto a las 8.787 registradas en 2024. La caída nacional, sin embargo, contrasta con los focos de aumento en regiones específicas, donde la presión territorial, la capacidad de vigilancia y la fragmentación de grupos delictivos siguen tensionando los operativos de control.