A medida que la inteligencia artificial (IA) avanza, surge un debate sobre su impacto en el mercado laboral.
Algunos analistas ven en la revolución tecnológica una oportunidad para liberar a los trabajadores de tareas tediosas, potenciar su creatividad y ofrecerles más tiempo para disfrutar de la vida.
Sin embargo, otros advierten sobre una posible crisis mundial, en la que la automatización podría llevar a la pérdida de cientos de millones de empleos y aumentar las desigualdades sociales.
La IA ya desempeña un papel fundamental en diversas áreas, como la traducción de idiomas, la conducción autónoma y el diagnóstico médico, y sus beneficios están marcando un cambio en la economía.
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Pero es solo el inicio: la transición hacia una IA autónoma, capaz de replicar habilidades humanas con mayor eficacia, promete transformar radicalmente la naturaleza del trabajo.
Un informe de PricewaterhouseCoopers indica que, aunque el impacto de la automatización en el empleo es aún lejano, se prevé que para 2030, hasta 34 % de los empleos en España podrían estar en riesgo.
En Europa, países como Eslovaquia y Alemania podrían ver una amenaza de hasta el 44 % y el 37 %, respectivamente, en sus puestos de trabajo.
Mientras la política y la economía determinarán cómo se implementan las soluciones tecnológicas, la sociedad se encuentra en una encrucijada: ¿seremos capaces de adaptarnos a los cambios que se avecinan, o nos enfrentaremos a un futuro donde la automatización redefina nuestras vidas laborales?