Un grupo de periodistas trabajaban cerca de la aldea fronteriza de Alma al Shaab, un área en la que todos los días se presentan enfrentamientos entre el ejército israelí y grupos armados libaneses y palestinos, cuando dos ataques golpearon a los comunicadores.
Derivado del ataque, el periodista de Reuters, Issam Abdallah, de 37 años, murió en el momento; mientras que otros dos de Reuters, dos de Al Jazeera y dos de la AFP, resultaron heridos; Christina Assi, fotógrafa de AFP, de 28 años, resultó gravemente herida, por lo que le fue amputada una pierna.
La agencia AFP emprendió una investigación en conjunto con Airwars, una ONG integrada por expertos independientes que se dedican a investigar ataques contra civiles en zonas de conflicto.
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Basados en evidencias que incluyen testimonios de testigos, análisis de videos de antes y durante el ataque, imágenes satelitales y un fragmento de munición hallado en el lugar analizado por expertos, concluyeron que se trató de un ataque deliberado y dirigido por parte del ejército israelí.
La conclusión, respaldada por investigaciones realizadas por Human Rights Watch y Amnistía Internacional, indica que los disparos fueron “aparentemente ataques deliberados contra civiles, algo que constituye un crimen de guerra”, y que “deberían o podrían ser objeto de procesos judiciales por crímenes de guerra”.
El Comité para la Protección de los Periodistas denunció que hasta el 6 de diciembre, al menos 63 periodistas y trabajadores de medios han sido asesinados desde el 7 de octubre, casi tantos como en los 20 años de conflicto en Afganistán.