El origen de la movilización impulsada bajo la bandera de la generación Z volvió a colocarse en el centro del debate público tras la presentación de un análisis gubernamental que la vincula con una estrategia internacional de desinformación.
De acuerdo con la investigación elaborada por Infodemia, la convocatoria habría sido amplificada mediante una campaña digital valuada en más de 90 millones de pesos, en la que intervinieron cuentas recién creadas, grupos administrados desde el extranjero y actores con intereses empresariales y mediáticos.
El reporte sostiene que buena parte del impulso provino de perfiles ajenos al sector juvenil, lo que abrió nuevas líneas de discusión sobre la autenticidad del movimiento.
El análisis reconstruyó la evolución de la conversación en redes desde principios de octubre y detectó una expansión acelerada a partir de la difusión de un reportaje sobre expresiones juveniles internacionales, transmitido por Azteca Noticias el 3 de ese mes.
Días después, la intervención de un influencer en un foro legislativo y su posterior difusión en plataformas de alto alcance coincidieron con la creación de decenas de cuentas que comenzaron a convocar a una marcha para el 15 de noviembre.
El estudio mapeó cerca de 200 perfiles activos en TikTok, más de 350 grupos de Facebook y alrededor de 20 páginas que modificaron abruptamente su contenido habitual para sumarse a la narrativa de crítica al Gobierno.
La investigación también ubica vínculos con organizaciones de alcance regional como Atlas Network, señalada por operar campañas digitales en contra de administraciones progresistas.
A ello se suma la participación de figuras públicas y agrupaciones opositoras, cuyo respaldo contribuyó a que la convocatoria trascendiera fronteras. Ante estos hallazgos, el movimiento respondió con ironía desde redes sociales, mientras el debate en torno a la legitimidad y la naturaleza de la protesta continúa ampliándose.