El gobierno ultraconservador italiano aprobó una nueva normativa que restringe las condiciones para obtener la ciudadanía por derecho de sangre (Ius sanguinis), limitándola a dos generaciones.
La medida impacta a los descendientes de emigrantes italianos en América Latina, con Argentina a la cabeza.
A partir de ahora, solo podrán solicitar la nacionalidad italiana quienes tengan padre o abuelo nacido en Italia, eliminando la posibilidad para aquellos con bisabuelos o tatarabuelos italianos, como permitía la ley anterior.
El gobierno italiano también anunció que se exigirá a los ciudadanos naturalizados italianos nacidos y residentes en el extranjero “mantener lazos reales con el país, ejerciendo los derechos y los deberes de los ciudadanos al menos una vez cada 25 años”, aunque esos derechos y deberes no fueron especificados.
Te puede interesar: Bisnieto de Mussolini provoca festejos fascistas en Italia
“El principio del derecho de sangre no será abolido y muchos descendientes de emigrantes podrán obtener la nacionalidad italiana”, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Tajani, defendiendo la reforma como una medida para evitar “abusos” y la “comercialización” de pasaportes.
El gobierno italiano señaló a Argentina, país con la mayor comunidad de inmigrantes italianos fuera de Italia, como un ejemplo de la necesidad de esta reforma.
En 2023, 20 mil descendientes de italianos obtuvieron la nacionalidad en Argentina, y 30 mil lo hicieron en 2024.
Incluso el presidente argentino, Javier Milei, obtuvo la ciudadanía italiana en diciembre pasado durante un viaje a Roma, generando críticas por la celeridad del proceso.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano, entre 60 y 80 millones de personas en todo el mundo podrían reclamar la nacionalidad italiana bajo la ley anterior.